Las frases más repetidas desde que empezamos el proceso de adopción son: “no os desesperéis”, “no contéis el tiempo”, “todo llegará”, “no lo penséis”…
Desde luego los que más repetimos esas frases somos Chema y yo. A veces Chema me ha confesado que, tanto es así, que llega a tener remordimientos por no pensar en su hijo/a. Pero yo le animo diciéndole que es más fácil así. Ya tendremos tiempo de pensar, de desesperarnos, de tener instintos asesinos o de celebrarlo por todo lo alto.
Pero, ¿cuándo es pronto o tarde para desesperarse? ¿Quién pone los límites?
Hoy hemos considerado que eran demasiados días sin noticias de “Gurb” y Chema ha llamado a Bienestar Social simplemente para informarse de las fechas de los cursos. Ante su sorpresa, le han contestado que no estábamos en el grupo convocado para Noviembre porque estaba lleno y que ahora mismo no tenían suficiente gente para hacer un curso en Diciembre o Enero. Imagino que la cara de Chema ha sido exactamente esta: ¿? Al igual que la mía. ¿En que quedamos? ¿Hay tanta gente como para llenar un grupo? ¿Os falta gente?
En fin, ante eso, no se puede hacer nada y tendremos que conjugar infinitamente el verbo “resignarse”. Pero, sinceramente, hubiera preferido que me dijeran que ante tanta demanda de padres adoptantes y tanta falta de niños adoptivos, van ahogados de trabajo. ¡Ojalá no hubiera niños que adoptar! Nos pondríamos “en faena” de inmediato. Pero no, son muchos los niños que nos esperan y poca la organización de Bienestar Social.
Tendremos que escuchar muchas veces esta canción:
“Ya estoy en la mitad de esta carretera
tantas encrucijadas quedan detrás.
Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea lo que sea.
Todos los altibajos de la marea,
todos los sarampiones que ya pasé.
Yo llevo tu sonrisa como bandera
y que sea lo que sea.
Lo que tenga que ser, que sea.
Y lo que no por algo será.
No creo en la eternidad de las peleas,
ni en las recetas de la felicidad.
Cuando pasen recibo mis primaveras,
y la suerte este echada a descansar,
yo miraré tu foto en mi billetera,
y que sea lo que sea.
Y el que quiera creer que crea,
y el que no, su razón tendrá.
Yo suelto mi canción en la ventolera,
y que la escuche quien la quiera escuchar.
Ya esta en el aire girando mi moneda
y que sea lo que sea.”