Como cada julio se repite algo que ya es costumbre y empieza a
ser parte de mis veranos. Pedir 300 colegios e institutos para saber, días más
tarde, donde trabajaré el curso que viene. Es un proceso aburrido, cansado,
complicado y desmotivante. Más aún cuando conselleria juega con nuestra
paciencia sacando plazos e historias nuevas cada dos por tres.
Normalmente suelo hacer todo este proceso con la cabeza. Calculo
cien millones de veces los kilómetros que separan cada centro de mi casa, me
informo de los centros con jornada continua, apunto los institutos por su
compatibilidad horaria, etc.
Este año la situación ha cambiado y la cabeza ha estado reñida
con el corazón. Tanto ha sido así, que modifiqué mi lista a apenas una horas de
cerrar el plazo.
Es gratificante entrar a ver la resolución y encontrarte con que
te han dado el puesto 1 de tu lista de peticiones.
Es todo un reto poder repetir por primera vez con los mismos
alumnos, observar su evolución a largo plazo, poder darles un achuchón cuando
lleguen después de las vacaciones de verano más morenos y más altos.
Pero lo mejor de todo es el motivo principal que me ha hecho
poner este centro en el puesto número 1, y esas son las “petardas” que han
compartido conmigo el curso 2013/2014 y que casi en su totalidad, estarán en el
2014/2015.
Esas petardas me han hecho estarme horas delante de un documento
con 300 colegios. Subir y bajar puestos de un sitio a otro. Plantearme
renunciar a un horario más cómodo por estar con ellas.
Son las mismas que han hecho que hoy al ver esta adjudicación,
me emocione de verdad al pensar que volveré a estar con ellas un curso más.
Gracias y mil gracias por hacer que mis dudas se disipen en
cuestión de segundos.
Elena, Miriam, Marta, Cris, Sonia, Bego y Laura.